martes, 10 de enero de 2017

REAL ALCÁZAR DE SEVILLA

 ¿QUÉ ES UN ALCÁZAR?

 El alcázar es un castillo o palacio. Se remontan a la Edad Media. Están construidos por los árabes en lugares estratégicos, con la finalidad de proteger y defender a las personas de sangre real o los gobernadores de las plazas. Se diferencia de la alcazaba, recinto fortificado en el interior de las poblaciones o unido a ellas por lienzos de murallas, por su carácter residencial y palaciego. El término palacio resulta engañoso aplicado al alcázar. Responde al modelo oriental de ciudadela-palatina (un conjunto de edificaciones de distintos estilos y épocas, con funciones diversas, que se aísla de la ciudad por medio de una muralla). Los Reales Alcázares son una espectacular sucesión de espacios correspondientes a diferentes momentos históricos que reflejan los gustos artísticos y los intereses propagandísticos de los diferentes gobernantes.



BREVE DESCRIPCIÓN

Debido al legado histórico-artístico que supone, desde el año 1987 el Alcázar de Sevilla es declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Constituye el edificio civil más importante de Sevilla. Representan, junto a La Giralda, el legado hispanomusulmán más importante de la capital de Sevilla. Sin embargo, en la actualidad no queda más que un vago reflejo de lo que en su día fue, una sucesión de palacios y castillos. El palacio consta de cuatro grandes salones: dos mayores, rectangulares, dispuestos de forma paralela y dos menores adosados perpendicularmente a los extremos cortos. El palacio dispone de escaleras de caracol en las esquinas, las cuales permitían subir a una enorme azotea que servía como patio de armas. 



ANÁLISIS

A principios del siglo XI tras la muerte de Almanzor, comienza una larga etapa en la que el poder del Califato de Córdoba se va desintegrando, fragmentando, surgiendo pequeños reinos conocidos como "reinos de taifas", en total 27. Su diverso origen y los enfrentamientos entre ellos hacen que pronto los más débiles sean absorbidos por los más poderosos. Estas circunstancias de debilidad son aprovechadas por los cristianos para continuar su avance hacia el sur. El rey Alfonso VI consigue una victoria importantísima y que supone un duro golpe: la conquista de Toledo en 1085. Para frenar el avance ya imparable de los cristianos, procedentes del norte de África, llegaron los almorávides haciéndose con el poder en al-Ándalus. Y más tarde, los almohades (1148-1232). El Alcázar, que había sido fundado por Abd al-Rahman III a principios del siglo X, cumplía principalmente una función defensiva. Fue el conocido como rey poeta "alMutamid", quien mandó construir dentro de los muros del Alcázar su Palacio llegando a formar una corte culta y refinada. Fue el último rey de la dinastía abadí que gobernó en Sevilla en el siglo XI. Con la llegada de los almohades, Sevilla se convierte en la capital del imperio disfrutando de una época de esplendor. A ellos se les deben otras construcciones emblemáticas como la Torre del Oro, la mezquita y su alminar, la Giralda; además de reforzar toda la muralla que rodeaba la ciudad y que llegó a tener un perímetro de 6 km. A la victoria de los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, le siguen otras victorias y la caída de los almohades. Jaime I el conquistador, toma Valencia en 1238, y Fernando III continuo su avance en el valle del Guadalquivir, primero la conquista de Córdoba en 1236 y poco años después la toma de Sevilla.


ÉPOCAS DEL ALCÁZAR

. - Prehistoria de los Reales Alcázares. 
Los Reales Alcázares, datan del siglo I d. C., época en la que parece que se construyó el Colegio de Olearios. Sobre sus ruinas, en época visigoda, se edificó la basílica paleocristiana de San Vicente. Para la construcción del palacio de Pedro I (1356 - 1366). Se reaprovecharon algunos fustes y capiteles de este edificio, único vestigio que ha llegado hasta nuestros días.

 - El Alcázar almohade. 
Cuando los almohades llegaron a Al-Andalus, convirtieron la ciudad de Sevilla en la más importante de la península, fijando en ella su capital a partir del año 1172. Bajo el califato de Abu Yusuf Yaqub al-Mansur (1184-1199) se levantaron nuevos edificios destinados a la residencia del califa y su corte. Su construcción obedeció a un programa arquitectónico creado de antemano, que tenía el objetivo de representar simbólicamente el nuevo poder. Por este motivo, a excepción de las murallas, se derribó cualquier resto de las edificaciones anteriores, y se llevaron a cabo hasta un total de doce palacios. En el lugar en el que se encuentra el Patio de la Montería, sobre los cimientos del palacio abbadí, se construyó un gran edificio, que parece que se organizaba en torno a un patio alargado.

  - Construcción del Palacio Gótico.
En el 1254, se comenzó la construcción de un nuevo edificio que modificó la estructura almohade, bajo el reinado de Alfonso X el Sabio (1252 - 1284). En él se estableció su Corte, creando un edificio de marcado carácter público. Para ello se eligieron los más innovadores modelos de la arquitectura gótica de ese momento, demostrando de esta forma el nuevo poder con un estilo netamente cristiano. Un siglo después, cuando se realiza la construcción del palacio de Pedro I, ya no era necesario marcar la diferencia con respecto al poder anterior, y este nuevo lenguaje se relajará, buscando una influencia islámica, que se consiguió gracias a la obra de mano mudéjar. La construcción del Palacio Gótico consistía en un gran edificio de planta rectangular, con cuatro torres en las esquinas y muros almenados a modo de castillo, aunque hoy es muy difícil ver esta estructura, debido a las modificaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo. En el Renacimiento se abrieron unas grandes ventanas que se asoman a los jardines, y también se instaló en su interior un zócalo de azulejos. Este edificio sufrió de manera particular los daños del terremoto de Lisboa (1755), y las bóvedas, el pórtico, el salón de tapices y el patio de crucero fueron reconstruidos bajo el prisma de la estética barroca, con lo que resulta muy difícil ambientar el espacio medieval.  

- El Alcázar islámico. Las excavaciones arqueológicas llevada a cabo en los últimos años en el Alcázar y sus inmediaciones han puesto de manifiesto que el área en que se asienta estaba ya ocupado en época romana por estructuras relacionadas seguramente con la actividad portuaria, comercial e industrial. El primer dato concreto sobre la existencia del Alcázar es la orden dada por el califa Abd al-Rahman. La construcción de una residencia del gobernador. Murallas construidas con grandes sillares que hoy constituyen el frente norte y oeste del Alcázar. Recinto de murallas correspondería a la época abbadí, de la segunda mitad del siglo XI. Este recinto es mencionado en épocas posteriores como Alcázar Viejo, y la presencia dentro de él de importantes palacios almohades permite pensar que siguió siendo, hasta el siglo XIV, el núcleo principal del Alcázar. El recinto antiguo fue objeto también de una amplia remodelación, construyéndose nuevas residencias y estableciendo un gran espacio libre interior en lo que hoy es el Patio de Banderas.
- El Alcázar cristiano.
Con la conquista de Sevilla por los castellanos en 1248, el Alcázar se convirtió en una de las más importantes y frecuentadas residencias de los monarcas cristianos, los cuales inmediatamente inician procesos de readaptación de los palacios islámicos para acomodarlos a las necesidades de su vida y la de su corte. El primer y más significativo ejemplo de esas readaptaciones se produjo en el Patio del Crucero. XVI, sufrió una importante reforma, seguramente por obra de Alfonso X el Sabio poco después de la conquista de la ciudad. La reforma tuvo dos objetivos. El primero y principal era dotar a la residencia principal del Alcázar de espacios suficientes para albergar la corte durante las ceremonias y festejos que en él se celebraban. La construcción cristiana sustituyó el salón meridional por una serie de salas realizadas en el estilo propio de los nuevos usuarios y que por su apariencia podían considerarse obra plenamente gótica. Los dos nuevos salones dispuestos en paralelo tienen proporción muy alargada y están acompañados por otros dos dispuestos con ejes perpendiculares colocados en los extremos, a modo de alcobas. Delante de los dos salones se dispuso un pórtico abierto hacia el jardín. Aunque el lenguaje arquitectónico es totalmente gótico, aspecto que se da a las fachadas exteriores no recayentes hacia el patio que recuerdan, por la disposición de contrafuertes y remate almenado, la imagen de las dos grandes mezquitas andalusíes: la de Córdoba y la almohade de Sevilla. Sustituyó un salón por un grupo de salones de mayor capacidad, pero sin alterar el concepto del palacio musulmán ordenado en torno a un patio rectangular con jardín, en el que sus lados menores estaban ocupados por pórticos que dan acceso a salones. La otra parte de la reforma acometida en el Patio del Crucero consistió en procurar un acceso adecuado a estos nuevos espacios que funcionalmente estaban concebidos para dar acomodo al numeroso séquito que acompañaba al rey. Alto simbolismo permitió transformar un edificio islámico de función doméstica, y por tanto privada, en un espacio público y representativo mediante la incorporación de un componente del repertorio arquitectónico andalusí con el que se satisfacían funciones distintas a las originales. La siguiente intervención de importancia en los alcázares sevillanos tiene lugar ya en los últimos años de la Edad Media con los Reyes Católicos. Se puede decir que tal reforma tuvo una consecuencia primordial: convertir la planta alta en el lugar de residencia principal de los monarcas. Con esta reforma se amplió hacia el oeste la planta alta de la crujía norte del palacio, edificando unas nuevas salas sobre la sala principal del patio de las Muñecas y sus alhanías.



PARTES DE LA OBRA



El recinto del alcázar está dividido en varias zonas debido a su gran tamaño. La entrada a este, se hace a través de la Puerta de León. Desde esta nos adentramos al Patio de la Montería, en el cual podemos apreciar su gran dimensión. Al fondo del cual podemos un muro con tres arcos que formaba parte de la antigua muralla almohade y que junto con el Patio del Yeso, son las partes más antiguas del alcázar. 

El patio consta de un suelo de piedra con líneas oblicuas de cerámica, formando cuadrados, que se extiende por todo el espacio rectangular. Tanto en el frente, como a ambos lados los edificios están recubiertos por arcos ojivales de ladrillo y columnas de mármol.


El espacio consta de tres salidas. La frontal da entrada al Palacio mandado a construir por el rey Pedro I a mediados del siglo XIV. En este palacio se crea dos zonas diferenciados: uno destinado a uso oficial y administrativo en torno al Patio de las Doncellas y la segunda destinada a la vida familiar, más íntima, alrededor del Patio de las muñecas.


Desde el Patio de las Doncellas, apreciamos una de las zonas más bellas del Alcázar. El Patio tiene una forma rectangular. Solo la galería baja es la original, y no del todo, ya que el techo es de la etapa es de los Reyes Católicos. Rodeado por dos niveles de arcos lobulados sobre columnas de mármol y cruzado por una coqueta alberca. Una de las principales salas que lo rodean es la Alcoba Real, donde podemos admirar tres arcos de herradura con una increíble decoración mudéjar. Por una de las esquinas del patio central podemos acceder al pequeño Patio de las Muñecas, con bonitas columnas y capiteles de Medina Azahara y cubierta de cristal. Pero quizá la sala más conocida es el Salón de Embajadores. La galería superior fue modificada en el siglo XVI para adaptarla a los nuevos aires renacentistas. Las columnas de mármol pertenecen a esta época. Los relieves de las paredes, forman parte de los propios arcos que conforman este espacio. 


Al fondo del Patio de las Doncellas la que fue en su día la Capilla del Palacio conocida como el “salón del techo del Carlos V”. 

Las paredes recubiertas por azulejos de colores más bien fríos y con formas geométricas, contrastan con el blanco de las paredes. 

Los arcos de las paredes se extienden hacia arriba formando una forma cuadrada. Fabricado en piedra, tiene tallado relieves con formas geométricas. 




El Patio de las Muñecas 

Bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco. Las columnas, de época Califal y al parecer extraída de Medina Azahara. 

En la decoración del patio predomina el estilo nazarí, encontrando sugerentes paralelismos con estancias similares de la Alhambra de Granada. El patio está cubierto por una montera de cristal, lo cual es fruto de las intervenciones decimonónicas. 






Salón de los Embajadores

La sala se presenta en una planta cuadrada. Destaca los paños alicatado que presenta la parte baja de los muros y la magnífica ornamentación de yeserías con temas geométricos en su parte superior.
En una parte superior por una bóveda semiesférica que representa al Universo. Su acceso a las estancias contiguas a través de triples arcos califales, donde se vuelve a repetir el repertorio de azulejería. 

El bajo de la bóveda consta de un gran friso representado todos los Reyes Españoles hasta Felipe II. Más abajo están los balcones de hierro forjado.



En el otro extremo del patio encontramos unos salones del siglo XVIII, construidos sobre restos de un palacio gótico, aunque aún se conservan Los Baños de María de Padilla, la Capilla y el Salón de Carlos V. 

En las zona del Palacio gótico se diferencias dos estancias principales, son: la Sala de las Bóvedas, con toques renacentistas y manieristas en su decoración y el Salón de Tapices, que alberga enorme tapices flamencos representando la conquista de Túnez en 1535

El Salón es sobrio, con suelo ajedrezado de mármol de diferentes colores, pequeño zócalo de mármol rosado en unos cincuenta centímetros en las amarillas paredes y cinco bóvedas que no se distinguen sin son baídas con ligeras aristas (con líneas geométricas y escudos realizados con escudos en blanco) o de crucería. En el centro muestra una lámpara, para iluminar la sala. Las copias de los tapices son de seda y lana. 

          

En los muros de la Capilla, constan de zócalos de azulejos. 

Volviendo al Patio de la Montería. Desde este también podemos acceder a la Sala de la Justicia, también denominada la Sala de los Consejos, formaba parte del primitivo palacio musulmán. Es una planta de base cuadrada por una armadura de madera de mudéjar. Destacan los arcos porticados, cada uno de sus muros se decora con una estructura de triples arcos, que reproducen arcos vegetales, epigrafía y escudos heráldicos, siendo considerada el primer ejemplo de estilo mudéjar, perfecta conjunción entre lo árabe y lo cristiano. 

En el centro de la sala se ubica una fuente. 

Detalles del alcázar. 









Aquí podemos apreciar una de las puertas del Real alcázar, intentando conseguir el efecto de vegetación, utilizando motivos vegetales. Al ser talladas en madera, tienen cortes geométricos. 

Las puertas tienen mayor dimensión de longitud que de ancho.




Tiene distintas variedades de tipo de puertas. La imagen de la derecha, tiene variedad de forma geométrica en la decoración. Colores ocres. También creada en madera policromada.






El suelo está muy deteriorado. Creado a partir de azulejos de colores oscuros, que contrastan con colores claros como el verde.








Los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla son una sucesión de espacios de diferentes épocas y estilos. Nacieron por la necesidad de contar con una huerta dentro del recinto defensivo, pero a medida que se iba perdiendo el carácter militar del recinto fueron transformándose en lugares de descanso. 







Quizás el parterre que más destaca es el Jardín de Mercurio, con un estanque de grandes dimensiones que reaprovecha una antigua alberca, y en cuyo centro hay una estatua del dios del comercio, con un telón de fondo formado por un muro con grutescos. 

Otros espacios destacados son el Jardín de las Flores frente a los Baños de María de Padilla. En todos ellos el agua se encuentra presente por medio de fuentes y estanques, y una naturaleza desbordante armoniza con los pabellones y los cenadores que han sufrido constantes transformaciones desde su creación hasta mediados del siglo XIX.

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