Aparece en la primera mitad el siglo XX. De estilo organicista, movimiento de la arquitectura contemporánea basado en el predominio de las formas de la naturaleza frente a las abstractas.


La formas curvas de la propuesta contrastan dramáticamente con el resto de la fábrica urbana neoyorquina, siendo a la vez un ente provocador e innovador. En su interior se encuentran algunas de las obras más importantes del arte moderno, incluyendo a figuras como Vasily Kandisnky, Paul Klee, Pablo Picasso y Piet Mondrian.
Otras tendencias de la época fueron el racionalismo con Le Corbusier, donde se acentuaban las líneas rectas, provocando en la arquitectura una funcionalidad más que la estética; se preocupaba por la construcción en serie de viviendas sociales. Sus principios básicos eran: · la construcción sobre Pilotis: para aislar el edificio del suelo, terrazas-jardín o azoteas para aprovechar los cubrimientos para jardín, piscina,...ventanas longitudinales para una máxima iluminación del interior, planta libre para crea una estructura de pilares de hormigón que permitese prescindir de muros de carga, fachada libre de elementos estructurales para que pueda articularse libremente, el “Modulor” como sistema de medidas por el que cada una se relaciona con las demás a través del número áureo, y por último concibe la casa como “máquina para habitar” porque todo debe convergir hacia el funcionalismo. También nombramos a Mies Van de Rohe, encargado de la Bauhaus tras ser cesado Meyer y comienza así la etapa de decadencia. Abandona el enfoque artesanal, centrándose así en la estructura; recibe influencias de los expresionistas (rascacielos de cristal); la idea del muro- cortina, donde la fachada no tiene función sustentante; la búsqueda de lo elemental a través de la estructura de acero y cristal; su lema a destacar ''menos es más''.

Influencia del filósofo Jacques Derrida, admiración hacia el constructivismo ruso y su aparente desequilibrio geométrico.
* fragmentación y diseño no lineal
* ruptura de la apariencia euclidiana
* distorsión de elementos del edificio
* falta de correspondencia entre estructura y envolvente
Frank Gehry, uno de los más representativos de este movimiento, concibe el edificio como un escultura, las estructuras están llenas de movimiento y torsión, originalidad en los materiales empleados como el titanio. Una de sus obras fue el Museo Guggenheim de Bilbao, se trata de un gran espacio diáfano de volúmenes curvos que conectan el interior y el exterior del edificio mediante grandes muros cortina de vidrio y un gran lucernario cenital. Los tres niveles del Museo se organizan en torno a este Atrio central y se conectan mediante pasarelas curvilíneas, ascensores de titanio y cristal, y torres de escaleras. El Atrio, que también funciona como espacio expositivo, sirve como eje que ordena las 20 galerías. El juego de volúmenes y perspectivas permite disponer de espacios interiores en los que, sin embargo, el visitante no se siente en absoluto desbordado. Para la piel exterior del edificio, el arquitecto eligió el titanio tras descartar otros materiales y comprobar su comportamiento en unas muestras que había en el exterior de su propio estudio. El acabado de las cerca de 33.000 finísimas planchas de titanio consigue un efecto rugoso y orgánico, al que se suman los cambios de tonalidad del material según la atmósfera reinante. Los otros dos materiales empleados en el edificio, piedra caliza y vidrio, armonizan perfectamente, logrando un diseño arquitectónico de gran impacto visual, hoy día convertido en verdadero icono de la ciudad en todo el mundo.
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