domingo, 4 de diciembre de 2016

PETER ZUMTHOR

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Arquitecto suizo nacido en Basilea, hijo de un fabricante de muebles y maestro ebanista. Muy pronto rechazará un futuro dentro de la empresa familiar para estudiar diseño en su ciudad natal, formación que amplió en el Pratt Institute de Nueva York. Sin embargo, los conocimientos adquiridos en la etapa académica no harán más que aumentar su respeto por la artesanía, práctica que había obtenido en su época de aprendiz de ebanistería. Producto de esta dualidad, incorporar la calidad de lo artesanal a un profundo interés por el conocimiento del pensamiento moderno, surge en 1989 su primera obra conocida, la capilla de Saint Benedict, en una pequeña aldea del valle del Rhin. Una actuación deliberadamente rústica que al aportar una innovadora lectura del tradicional método constructivo local será, precisamente, la encargada de abrir el camino hacia el reconocimiento internacional. A partir de ese momento seguirán obras que muestran a Zumthor como un autor capaz de otorgar a su trabajo una carga formal incomparable. El amplio espectro de sus propuestas abarca desde la premeditada rusticidad de Saint Benedict, hasta la solidez de ese gran bloque de piedra y hormigón que formaliza su propuesta para los baños termales de Graubünden en Vals, Suiza. En la ladera del valle, un rotundo y elegante búnker perforado por aberturas cuadradas de diferentes proporciones, algunas acristaladas, mientras otras, precisamente las de mayor dimensión, confían en la solemnidad de su ajustada proporción para abrirse al paisaje. Un edificio de una plasticidad tan deslumbrante como asequible. En su interior la sorpresa continuará con el hallazgo de un espacio misteriosamente litúrgico, la gran piscina cubierta, que junto a climatizada pero al aire libre y en comunicación con la naturaleza, hacen de su visita una experiencia irrepetible.

Las Termas de Vals, en el cantón de los Grisones (Suiza oriental), es una de las obras más conocidas de Peter Zumthor.

Aunque su obra no es muy extensa, el arquitecto suizo goza de una gran reputación. “Como arquitecto, soy un autor”, escribe Peter Zumthor en su primera y muy esperada monografía. Respeto, calidad y precisión definen su labor.



Artista y arquitecto
“Suelo concebir mis construcciones del interior hacia el exterior y viceversa. Y luego otra vez del interior hacia el exterior hasta que todo encaja”, explica Zumthor en la monografía que recorre 30 años de trayectoria profesional.
El documento presenta 43 proyectos -algunos muy conocidos, otros jamás vieron la luz- a través de fotografías, planos, croquis y acuarelas. Los textos de acompañamiento salieron del puño y letra del propio Zumthor, distinguido con el Premio Pritzker, considerado como el Nobel de Arquitectura.
El editor, Thomas Durisch, seleccionó los proyectos y los documentos que contiene la monografía en colaboración con Zumthor. Ambos se conocen desde hace más de 20 años. Thomas Durisch es también arquitecto y trabajó con Zumthor en la concepción del Museo de Arte de Bregenz, en Austria, y de las Termas de Vals, en el cantón de los Grisones, entre otras.

“Normalmente, es el propio autor quien escribe una monografía autobiográfica”, asegura Thomas Durisch a swissinfo.ch. “Algunos de mis amigos artistas me preguntaban: ¿Alguien como Zumthor va a permitir que otra persona seleccione sus trabajos para un monográfico?
“En este libro quería presentar las obras sin ser apenas visible, Es algo insólito. Normalmente, el redactor explica, clasifica y organiza el contenido. En este caso, la idea era ofrecer un enfoque íntimo, cercano, del artista y su obra”.
Zumthor es una persona reservada que concede escasas entrevistas. De hecho, rechazó la solicitud de swissinfo.ch alegando estar muy ocupado con los proyectos en curso. La monografía, sin embargo, debe entenderse como una declaración del propio Zumthor, según Durisch.

Artesano
 La publicación comienza con el primer estudio que el arquitecto suizo construyó en 1985-86 en Haldenstein, localidad del cantón de los Grisones, donde trabaja hasta hoy. Zumthor, que se formó como ebanista y luego estudió Arquitectura en Basilea y Nueva York, no quería incluir en el monográfico ninguna obra previa a 1985, cuando aún buscaba sus señas arquitectónicas.
A lo largo de su trayectoria ha trabajado, sobre todo, en proyectos pequeños y complejos. Entre los más conocidos internacionalmente figuran el Museo de Arte de Bregenz, el Museo Kolumba de Colonia y el pabellón en los jardines de la Serpentine Gallery de Londres.
La monografía incluye también algunos fracasos, uno de ellos muy sonado: el Centro sobre la Topografía del Terror en Berlín, en el antiguo cuartel de la Gestapo. Zumthor abandonó el proyecto debido a una serie de dificultades económicas y políticas.
El oficio de arquitecto no está exento de riesgos: de los 43 proyectos incluidos en la edición monográfica, 19 se concretaron y 8 están de construcción, mientras que 16 no llegaron a ver la luz. En el curriculumvitae de Zumthor figuran 52 obras terminadas, 17 en construcción y 70 que se quedaron en la fase de planeación.

Mística
Zumthor tiene fama de ser una persona muy controladora. “Como autor, quiere dedicar el tiempo necesario a un proyecto, reflexionar sobre su utilidad, su repercusión en el espacio arquitectónico y aprovechar todos los conocimientos que ha acumulado con los años”, explica Thomas Durisch.
Sus edificios reflejan ese empeño por buscar una calidad atmosférica casi sensual. Las Termas de Vals, un laberinto de piscinas construidas entre cemento y piedra extraída de las colinas circundantes, han sido descritas como una historia de amor entre la piedra y el agua.
Estos factores, sumados al esmero con el que Zumthor elige sus proyectos, confieren una dimensión mística a su arquitectura. En la monografía apenas hay retratos de él. Son escasas las fotos en las que se le ve trabajando en el estudio o en una obra. Tal vez sorprenda que sí se muestre la casa familiar en Haldenstein, dado el empeño de Zumthor por preservar su vida privada.
“Concebir y construir su propia casa es un privilegio y algo completamente diferente a trabajar para un cliente”, anota Thomas Durisch. “Uno se plantea cuestiones muy personales y existenciales a la hora de proyectar su propio hogar”.
Por esta razón, la casa Haldenstein y otros edificios de familiares de Zumthor figuran en este monográfico como ejemplos “importantes y característicos del conjunto de su obra”.
Köbi Gantenbein, redactor jefe de la prestigiosa revista suiza de arquitectura y diseño ‘Hochparterre, reconoce que Zumthor tiene aura.
“Es un exponente convencido del concepto del artista-arquitecto. Lo vive, es el aire que respira”, sostiene.
“Zumthor controla y supervisa personalmente sus proyectos y es muy exigente. Esto no significa que sea difícil trabajar con él. Sencillamente quiere sacar lo mejor de cada uno, incluido él”.
Para Köbi Gantenbein, es uno de los pocos arquitectos contemporáneos suizos que gozan de un consolidado renombre internacional. Entre ellos figuran Mario Botta Herzog & de Meuron, los autores del estadio olímpico de Pekín y que disponen de oficinas en el mundo entero.
El equipo de Zumthor, por el contrario, ronda las 25 personas, aunque su número se multiplicará considerablemente para la ampliación del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA), el mayor proyecto internacional que ha asumido hasta ahora el arquitecto.
La idea original, incluida en la monografía, generó polémica en Los Ángeles, porque hubiera hecho sombra a los Pozos de La Brea, un prolífico depósito de fósiles de la Edad de Hielo en el corazón de la metrópoli.

Las Termas
Las Termas están emplazadas en la loma de una pronunciada ladera del valle, integrándose con ella y apareciendo con forma de bunker con una serie de perforaciones desde las que se puede contemplar el paisaje de todo el valle.
Se trata de una arquitectura reduccionista, realizada a partir de materiales básicos, como la cuarcita de Vals, extraída de las minas de la región. Se implantó la construcción, un inmenso bloque negro, en la montaña, integrado en el paisaje. El edificio de las termas se ha levantado agregando capa tras capa de cuarcita de Vals, hasta un total de 60.000 piezas.
El proyecto está construido a través de la agregación de una serie de módulos en forma de L invertida, de manera que la parte vertical soporte a la horizontal traccionada. La agregación de los módulos se produce dejando unos pequeños espacios que se cubren con vidrio, permitiendo la entrada de una luz discreta cenital.
El interior de las Termas emula el interior de la tierra, con espacios iluminados cenitalmente mediante unas grietas que introducen una luz irreal. También aparecen los vasos de spa y termas como si fueran lagos de agua subterránea en el interior de una cueva, generando espacios de descanso.
Un largo pasillo conduce al espacio central de los baños en este templo del minimalismo. El área principal está a su vez dividida en varias piscinas termales con características propias. Piscina interior a 32 grados centígrados, piscina exterior de invierno a 36 y de verano a 30, el baño de fuego a 42 y el baño de hielo a 14 grados.

En cuanto a las famosas aguas termales, el 50% va destinado a los baños y el otro 50% se embotella y vende como agua mineral etiquetada Valser, que goza de un enorme prestigio en Suiza.

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