Durante el primer Renacimiento, momento incomparable para la creación artística, la teoría del arte tuvo un papel muy poco relevante. Habrá que llegar a mediados del siglo XVI para que la reflexión teórica surja con verdadera fuerza, probablemente sin paralelos en ninguna otra época anterior. Además, la teoría del arte pasará a ser un género literario específico.
En los inicios del Renacimiento, los tratados de arte eran básicamente obra de artistas en activo, y se consideraba a los artistas del taller como los lectores a quienes iban destinados. En la segunda mitad del siglo XVI, los habrá también elaborados por escritores que no tengan ninguna experiencia de taller artístico: eruditos humanistas y clérigos; que actúan más como espectadores o críticos.
Giorgio Vasari (1511-1574) es el representante mejor conocido de esta actitud, y su conocida obra Vidas, además, está escrita pensando más en el público que en los artistas. No solo es una fuente de abundante información sobre los artistas del Renacimiento, sino que también proporciona infinidad de conceptos que todavía hoy están vigentes (incluido el propio término Rinascita). E incluso conformó la creencia, que todavía sostenemos, de que el artista refleja su personalidad en la obra, pudiendo reconocer su temperamento en el trazo, la pincelada o el golpe de cincel.
Vidas no es un libro teórico, es un relato, sobre artistas ya fallecidos, con la excepción de su admirado Miguel Ángel. Pero la narración de Vasari lleva implícita una actitud teorizante. Él era un artista célebre: arquitecto y pintor. E introduce capítulos sobre técnicas artísticas, incluida la escultura, aunque no la practicara nunca. Escribe sobre artistas, no para ellos. Sus lectores son ”los amici…dell’arte”, los que experimentan placer en las artes.
Se puede considerar a Vasari como el fundador, en Florencia, de un acercamiento histórico al estudio del arte, aunque también tuvo precedentes como Ghiberti. Su obra relaciona a artistas que trabajan en la misma época y en la misma región¸ los agrupa en escuelas, se pregunta qué es lo que aprendieron de sus predecesores… Y además se pronuncia sobre los artistas y sus obras, entrelazando visión histórica y crítica.
Vasari menciona que Miguel Ángel decía de Tiziano que “le agradaba enormemente su manera de utilizar el color” pero que “era una lástima que los venecianos no estudiaran más el dibujo”. Esa diferenciación “dibujo florentino y colorido veneciano” se convirtió en un tópico, y a nadie mínimamente familiarizado con la historia del arte, se le escapa que es un concepto que ha llegado hasta nuestros días.
Pues, en la teoría del arte ocurre algo parecido. La veneciana se concentra más en la pintura que en la escultura. El estilo narrativo es más libre y desenfadado, prefiriendo el diálogo como forma literaria. Y además, la teoría del arte en Venecia es algo posterior y se dirige, más que en ningún otro sitio de Italia, no a los artistas, sino a un público culto, tratando de explicarles el arte.
Hay además en Venecia, una obra muy interesante que puede considerarse preludio de la teoría artística. Se trata de la Hypnerotomachia Poliphilii del monje Dominico Francesco Colonna (1433-1527), editada en Venecia por Aldo Manuzio en 1499, siendo un libro notable y con numerosas peculiaridades. Escrito en una extraña combinación de latín y veneciano vulgar, ilustrado con exquisitos grabados en madera, y auténtica joya de la edición. Uno de los más apreciados incunables venecianos, que además tiene la particularidad de incluir por primera vez algunos términos de interés para el historiador del arte; como es el caso de “arabesco” de tan frecuente uso en la actualidad. Igualmente arroja luz sobre el origen de ciertos tópicos, como la veneración casi religiosa por la Antigüedad. Y pone de manifiesto una clara tendencia de su autor a descubrir “significados” ocultos en las figuras y composiciones del arte antiguo. Por lo tanto es también un ejemplo temprano sobre la fascinación por el simbolismo que será generalizado en los siglos XVI y XVII.
No obstante, la mayoría de los autores venecianos se centrarán en la teoría de la pintura, distinguiendo incluso en conceptos clave como: disegno, invenzione y colorito.
Los escritos teóricos venecianos, a pesar de su condensación en tan breve espacio de tiempo, están lejos de ser uniformes. La tradición florentina estaba más en una tendencia hacia el intelectualismo; mientras que la veneciana carece de un único rasgo dominante. El mismo ambiente cosmopolita de la ciudad, y ese ser crisol de culturas, tendrá su reflejo inevitable en la teoría del arte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario